Hemos logrado poner el tema de la minería en primer plano en Colima.

 2014-03-23

Es uno de los cuatro poblados de raíz indígena que nos quedan, fue un importance centro de explotación maderera, escenario de la guerra cristera y reserva hídrica de la zona metropolitana. En términos ambientales, culturales y sociales, ninguna actividad industrial es más devastadora que la minería de la explotación de oro a cielo abierto

Infoecos/Colima
Zacualpan, pintoresco poblado en el municipio de Comala y cercano a la capital del estado, es uno de los cuatro núcleos de población indígena de origen náhuatl, junto a Suchitlán, Juluapan e Ixtlahuacán.
Tiene una presencia cultural, histórica, ecológica y económica de gran importancia para el estado, fundamentalmente por la riqueza hídrica de los manantiales en esta reserva natural que resulta estratégica en términos de medio ambiente para las ciudades de Colima, Villa de Álvarez y Comala.
Ubicado en las faldas del Cerro Grande, en la orilla poniente de la barranca que ha labrado el río Armería en los depósitos de arena y roca arrojados por el Volcán de Fuego, desde las calles de Zacualpan pueden verse, al otro lado del cauce, las altísimas paredes en cuyos cortes se distinguen con claridad las sucesivas capas de arena que indican las erupciones habidas a través de miles de años.
La mayoría de sus mil 724 habitantes, aunque perdieron ya el idioma de sus ancestros y la vestimenta tradicional, de muchas formas conservan su identidad indígena. Es la única población del estado donde se reconoce la propiedad comunal, su patrono es Santiago Apóstol cuya celebración es en el mes de enero, y las principales actividades económicas: agricultura, ganadería y servicios.
Especial mención requieren el cultivo de ciruela y la producción de conserva dulce para elaborar tamales. Y la pesca en el río Armería, donde se colocan acáchales para atrapar los langostinos de río o chacales.
Este asentamiento data de mucho antes de la conquista española, ya que fue de los primeros fundados en el occidente de lo que hoy es México por las corrientes migratorias de los nahuas provenientes del norte en la búsqueda del legendario lugar donde se fundaría Tenochtitlán.
Además, es considerado “mágico” por sus leyendas, una de las más célebres es la que gira en torno a los poderes sobrenaturales que tenía el guerrillero-bandolero y chamán Vicente Alonso Teodoro mejor conocido como “El indio Alonso”, y de los tesoros producto de sus robos, asesinatos y fechorías contra los hacendados y comerciantes de la región, que se cuenta ocultó en la Piedra de Juluapan donde, precisamente, fue decapitado por su amante Ramona Murguía. El botín podría haberse añadido, según la leyenda, a los tesoros del legendario “Rey de Coliman”, aunque ninguna de esas riquezas se ha descubierto.
Zacualpan es un centro importante para la historia por los acontecimientos vinculados con la Colima Lumber Company, que bajaba en un tren la madera producto de la explotación forestal del Cerro Grande alrrededor de 1900. La tala acabó con áreas de bosque tupido y propició la erosión de la tierra.
También es importante para la historia regional por la participación de algunos de sus habitantes en la Revolución Mexicana: el Indio Alonso fue nombrado, por despacho del propio general Francisco Villa, mayor de la División del Norte.
Y más tarde Zacualpan fue uno de los escenarios de la Guerra Cristera; las tropas rebeldes que se ocultaban en las cumbres de la zona, dieron origen a los relatos de “Los Cristeros del Cerro Grande”.
MANANTIAL INSUSTITUIBLE:
En Zacualpan se encuentran los manantiales de frescas y cristalinas aguas que abastecen de este vital liquido, según Ciapacov, a cerca de 300 mil habitantes de las ciudades de Colima y Villa de Álvarez.
El balneario denominado “El Ojo de Agua”, por su cercanía a la zona conurbada y los ricos platillos de pescado y caldo de chacales que preparan los lugareños, es un lugar de turismo social preferido por los colimenses.
Su colindancia con una de las 41 zonas protegidas de su tipo existentes en el país, denominada “Reserva de la Biosfera de la Sierra de Manantlán”, la convierten en patrimonio ecológico de colimenses y jaliscienses, cuando no de todos los mexicanos.
Por estas particularidades, Zacualpan está en la memoria de propios y extraños como un lugar mágico que, muy recientemente adquirió mayor relevancia porque se han dado a conocer en los medios de comunicación locales y nacionales los grandes problemas sociales, políticos y jurídicos, así como los daños ambientales que pudiera sufrir el sitio por la pretensión de algunos particulares de explotar los yacimientos de oro ubicados en terrenos comunales de Zacualpan.
Por considerarse un asunto de alto interés público, el grupo de investigadores de Ecos de la Costa se dio a la tarea de estudiar documentalmente los pros y contras de esta pretendida explotación minera a cielo abierto.
EXTRACCIÓN DEPREDADORA:
La creciente inclinación de las empresas mineras más importantes del mundo por explotar yacimientos de oro, se origina en la alta cotización que ha alcanzado de este metal en la última década. Actualmente, una onza (28.35 gr,) se cotiza en 1,370 dls., o sea que un gramo se cotiza por encima de los 48.32 dólares.
Este precio ofrece altísimos márgenes de ganancia en la extracción de oro de yacimientos sumamente pobres, gracias a los avances tecnológicos para la minería a cielo abierto del preciado metal por lixiviación con cianuro. Por este proceso es económicamente viable extraer minerales con solamente un gramo de oro por cada tonelada de mineral.
La cianuración ha sustituido a la recuperación de oro por amalgamación con otras sustancies o metales pesados como el mercurio, proceso ineficiente pues solo permite recuperar un 60% de oro del mineral, comparado con el más de un 97% que se logra en el caso de la extracción con cianuro. Por tal motivo, la extracción de oro por lixiviación con cianuro aumentó en los últimos 20 años en más del 3,000%.
El prolongado ciclo de altos precios para el metal ha permitido que grandes mineras, como la canadiense Goldcorp Inc., se instalen en áreas de México donde hasta el momento no había suficiente oro concentrado en la tierra como para que su extracción fuera rentable
Este año, el yacimiento Peñasquito de Goldcorp, una gigantesca mina de baja concentración en los desiertos del estado de Zacatecas, producirá 500.000 onzas de oro, convirtiéndose en la mayor mina de oro de México y la más prolífica de la empresa.
En el periodo 2010-2012, fueron 16 grandes explotaciones mineras que entraron en operación, 15 de ellas de oro y plata, ubicándose en los estados de Sonora, Sinaloa, Zacatecas, Oaxaca, Aguascalientes y Veracruz, todas ellas de capital canadiense, inversionistas que dominan la explotación aurífera en México.
Para ilustrar el interés por el oro, basta decir que durante mucho tiempo la estrella de la industria minera mexicana había sido la plata. Pero el año pasado México pasó a integrar la lista de los 10 mayores productores de oro del mundo, extrayendo más de 86 toneladas del metal precioso, tres veces más que lo que producía hace 10 años y más que otros pesos pesados de la región como Chile y Argentina.
Conforme la crisis financiera azotaba a Estados Unidos y Europa, los precios del oro se dispararon ya que muchos inversionistas sacaron su dinero de apuestas más riesgosas para comprar oro en su lugar. Eso hizo que las mineras en México se llenaran los bolsillos en regiones donde el oro no estaba tan concentrado.
La operación de Goldcorp en la mina Los Filos en Guerrero ilustra a dónde están llevando los altos precios a países productores de oro como México. Estas montañas se han explotado a pequeña escala desde la colonia, dejando atrás laberintos de túneles y hasta unos cuantos pueblos fantasmas.
Los Filos, en cambio, es una enorme mina a cielo abierto del tamaño de su pueblo vecino en Mescala. Unos dos mil empleados trabajan ahí. Cada día se retiran con explosivos y excavadoras más de 70.000 toneladas de tierra. Y, a continuación, en camiones se traslada la tierra a una instalación cercana donde se utilizan depósitos de cianuro para extraer el mineral. Los químicos se reciclan y el proceso vuelve a empezar.
Existe consenso mundial en que ninguna actividad industrial es tan agresiva ambiental, social y culturalmente como la minería a cielo abierto (MCA). La minería a cielo abierto permite recuperar el oro del resto del material removido, de manera intensiva, con grandes cantidades de cianuro, una sustancia muy tóxica. Durante el proceso, se cavan cráteres gigantescos que pueden llegar a tener más de 150 hectáreas de extensión y más de 500 metros de profundidad.
Podemos concluir en esta primera parte, que en términos ambientales, culturales y sociales, ninguna actividad industrial es más devastadora que la minería de la explotación de oro a cielo abierto.