
Lamentamos profundamente el fallecimiento del P. Gilberto, a quién recuerdo con gran admiración porque fue el ÚNICO que escuchando lo que las empresas hacían en Cloete a las familias, se sumó a las familias.Recuerdo que una vez que paramos la carretera 57, había un tráfico enorme y son cuatro carriles que salen de una curva de bajada (donde por supuesto no hay un pinche tope) y el dijo: ¡Vámonos! Y cruzo con una gran manta y no se movió. Siempre seguimos hablando, siempre dispuesto a escuchar, informarse y seguir a Jesús en los mineros y las familias mineras.Descansa en paz Gilberto, y que Dios siempre Bueno acompañe a tu familia, amigos/as y parroquianos/as en esta nueva etapa del camino.