Martes 06 de septiembre de 2011 | Publicado en edición impresa
Licencias de importación
Las demoras en el otorgamiento de los certificados para el ingreso de equipos específicos generan costos millonarios
Por Amalia Sáenz | Para LA NACION
Por distintas razones, ambos sectores hoy son atractivos.
En el segmento de recursos petroleros, un reporte del Departamento de Energía de Estados Unidos nos ubica como tercero en cuanto al potencial de gas no convencional, detrás de China y Estados Unidos.
En el caso de la minería, el alto valor y la prospección del país, es campo codiciado para inversionistas. En el energético, los depreciados precios del petróleo y gas y su potencial no convencional lo convierte en jugada estratégica regional a futuro.
Ambos sectores captaron transacciones que rondaron los 15.000 millones de dólares en el último año, según un informe difundido recientemente. Ello, sin contar algunas como el litio, que parece ser el último boom geológico (si bien está todo por demostrarse) habida cuenta de sus aplicaciones industriales en un contexto sostenible ambientalmente.
Desaliento
Sin embargo, y pese al horizonte prometedor, las medidas tomadas respecto de las trabas a la importación y su sustitución parecen amenazar las operaciones.
En un marco mundial sometido periódicamente a recesión y retracción financiera, para la recepción de inversiones será clave ofrecer las mejores condiciones -no sólo geológicas, en este caso- sino aquellas que brinden armonía (por llamarla de alguna forma) a operadores, contratistas y sus abogados.
En un escenario financieramente inestable y de alta competencia regional en la oferta de recursos naturales, la acción de cualquier Estado debería -entre otras cosas- tender a generar el mejor contexto de comercio respetando acuerdos como el GATT y el de Asunción que dio origen al Mercosur. Cualquier medida debería suscribirse en línea con las adoptadas por la comunidad en el marco de la Organización Mundial del Comercio. El ejercicio contrario violenta tratados, en franca oposición al principio de jerarquía de normas que garantiza la Constitución Nacional.
La interposición de límites en 2010 al ingreso de bienes, por entender que algunos equipos podrían ser adquiridos localmente y evitar así un desequilibrio en la balanza comercial (y la búsqueda, a la vez, de un crecimiento de la industria nacional), trae complicaciones para los operadores mineros y petroleros. En particular cuando aún no está generada una oferta suficiente de la industria nacional. En muchos casos se trata de equipamiento de envergadura o de alta tecnología que no se encuentran, ni se producen en el mercado local o que de encontrarse, no están disponibles al momento de ser requeridos (y demanda meses disponerlos).
Los costos diarios involucrados para detener la operación son altos, y cualquier compás de espera es de alto impacto. Por ejemplo en la exploración offshore puede llegar hasta al millón y medio de dólares por día.
Según el Acuerdo sobre Procedimientos para Trámites de Licencias de Importación, el plazo para expedirse en una licencia no automática no debería exceder los 60 días. Sin embargo el exceso es ya tema instalado.
Es indudable que el régimen de licencias es un método eficaz para el control estadístico y la restricción cuantitativa, pero su profundización puede ser contraproducente; tanto frente a obligaciones internacionales asumidas como Estado, como frente al crecimiento de la actividad industrial y el desarrollo de recursos, en el marco de lo que hoy parece una nueva oportunidad y donde tenemos un gran potencial para un nuevo despegue en la región.
La autora es abogada, especialista en derecho energético y de recursos naturales.
http://www.lanacion.com.ar/1403614-impacto-en-la-mineria-y-el-sector-petrolero