Latinoamérica – México
Lunes 31 de Octubre de 2011 10:02
Dejaron sus casas y su fiesta de la cosecha en la sierra Occidental y viajaron 20 horas, vestidos con sus tradicionales ropajes multicolores, hasta la capital mexicana para reclamarle al presidente Felipe Calderón que cancele la explotación minera que puede hacer desaparecer su cultura.
Fuente: IPS
29/10/2011. Unos 200 integrantes de la etnia wixárika (huichol), que habita en los occidentales estados de Jalisco, Nayarit y Durango, manifestaron el miércoles 26 y el jueves 27 en la ciudad de México en reclamo de la cancelación de las concesiones mineras a empresas extranjeras en el desierto de San Luis Potosí, donde se localiza Wirikuta, una región considerada sagrada por los indígenas.
«Queremos vida, queremos existir», dijo en conferencia de prensa Santos de la Cruz, uno de los representantes del pueblo wixárika.
«El Estado está asesinando y secuestrando nuestros territorios sagrados. Quieren acabarnos, asesinar a nuestra Madre Tierra. Traemos ese mensaje para que considere y cumpla su palabra (el mandatario), como lo ha planteado en la ley», agregó.
Los wixáritari (en su forma plural) son uno de los pocos pueblos originarios que conservaron mayoritariamente su identidad espiritual prehispánica, basada en cuatro deidades, que son el maíz, el águila, el ciervo y el peyote, un hongo alucinógeno que no crece en la sierra donde viven pero es abundante en Wirikuta, la región desértica del estado de San Luis Potosí que tiene a Real de Catorce como puerta de entrada.
Real de Catorce fue una de las principales áreas mineras de la colonia española en lo que hoy es México, pero ahora es muy popular entre los turistas que, junto con universitarios, ecologistas y artistas, se han sumado en las redes sociales a la defensa de Wirikuta.
«Lo más importante que está en juego es lo que sucede en Wirikuta en estos momentos. Defendamos nuestra tierra, defendamos la humanidad», escribió en su cuenta de Twitter el actor mexicano Gael García Bernal, mientras los indígenas marchaban hacia la casa presidencial.
Calderón, vestido con la ropa del pueblo huichol, fue testigo en abril de 2008 del pacto Huauxa Manaka, firmado por los gobiernos de cinco estados para la preservación y el desarrollo de la cultura wixárika.
Sin embargo, el gobierno nacional entregó 22 concesiones en 2009 para la explotación minera a la compañía canadiense First Majestic, a través de su filial Real Bonanza.
Alrededor de 70 por ciento de las 6.326 hectáreas que abarca el área entregada a First Majestic están dentro de Wirikuta. En pleno corazón de ese territorio, en el área de El Bernalejo, el gobierno otorgó otras dos concesiones a la también canadiense West Timmins Mining.
Integrantes del movimiento Salvemos Wirikuta aseguran que hay al menos 30 proyectos mineros en Wirikuta que, desde 1988, está incorporada a la red mundial de sitios sagrados naturales declarados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Culgura.
«Las autoridades se han mostrado sordas a peticiones anteriores. Las empresas están haciendo exploraciones y, pese a que el gobierno dice que no hay solicitudes de impacto ambiental, no le retiran las concesiones», dijo a IPS el indígena Rodolfo Cossío Candelario, encargado del centro ceremonial wixárika de la comunidad de Santa Catarina, en Jalisco.
Además del problema cultural, Wirikuta implica un problema legal y ecológico, pues la zona, que abarca 140.000 hectáreas en siete municipios del altiplano potosino, fue declarada Reserva Natural Protegida en 2001.
Se trata de un área rica en biodiversidad, que concentra la mayor presencia de cactáceas endémicas, según documentó Conservación Humana, una organización no gubernamental que promueve la protección del corredor biocultural de los santuarios huicholes.
«Es una isla de vegetación en medio del desierto, y allí se encuentra la huella más antigua del hombre en el continente americano», afirmó Humberto Fernández, director de Conservación Humana.
Quizá por eso los wixáritari dicen que, «si Wirikuta se destruye, el mundo también se termina».
En la ciudad de México, los wixáritari anunciaron una serie de encuentros culturales para apoyar su lucha, como una subasta de arte, promovida por el actor Daniel Giménez Cacho.
También se organiza un gran concierto, al que denominan «Wirikuta Fest», que se realizará en febrero y en el que se prevé la participación del cantante franco-español Manu Chao, el grupo puertorriqueño Calle 13, los colombianos Aterciopelados y los mexicanos Café Tacuba y Los Tigres del Norte.
Pero Wirikuta no es el único problema que tiene el gobierno nacional de Calderón por las concesiones para la explotación minera en territorios indígenas.
Resistencias similares a la de los huicholes se registran con la firma Minera San Xavier en los centrales estados de San Luis Potosí y Zacatecas, así como en el sureño Guerrero, donde se encuentra la más prometedora ampliación de reservas de oro de México y donde la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) y la Policía Comunitaria indígenas mantienen una fuerte oposición a la explotación.
Según datos de la CRAC, una décima parte del territorio de Guerrero ya está entregada en concesión a empresas que operan minas a cielo abierto, una de las formas de explotación más devastadoras por sus consecuencias para la salud humana y el ambiente.
La CRAC determinó el 26 de febrero el rechazo de los pueblos de Guerrero a la explotación minera, mientras que a comienzos de este mes la Policía Comunitaria desplegó 700 efectivos en caminos y veredas para impedir el trabajo de las empresas.
La tensión creció a partir del martes 25 cuando militares y agentes federales detuvieron al integrante de la etnia me’phaa Agustín Barrera Cosme tras ingresar a territorio controlado por la policía indígena para rescatar a cinco personas que habían sido apresadas por las autoridades locales.
«No podemos dejar que se exploten las tierras sin consultar a los pueblos», dijo a IPS el asesor jurídico de la CRAC, Valentín Hernández.
El choque de trenes entre el gobierno de Calderón y los pueblos indígenas por el tema minero parece inevitable.
Al día siguiente de que el indígena guerrerense fuera llevado a un penal estatal, el mandatario afirmó, de visita en el mismo estado de Guerrero, que la minería ya consolidó 12.000 millones de dólares de inversiones durante su mandato, iniciado en diciembre de 2006, y que el país ha vuelto a convertirse en el principal productor de plata del mundo y el noveno de oro.
«Hemos apoyado, con hechos, al sector minero, y hoy se encuentra en un excelente momento», dijo Calderón, en un discurso que omitió cualquier referencia a las resistencias.