Publicado el miércoles 16 de noviembre de 2011

EL MONITOR

Acapara el 27% de la inversión global en exploración de minerales no ferrosos


Ocasión para las firmas españolas de ingeniería y tecnología de participar en proyectos por 250.000 millones

Carlos Álvaro.– La minería latinoamericana registra un auténtico boom de inversiones que han convertido a este sector, junto el de energía renovable y eólica, en unos de los más atractivos para el inversor exterior. De la mano de la creciente demanda de bienes básicos por parte de los países emergentes, especialmente de China y de la India, Latinoamérica se mantuvo como principal destino mundial de las inversiones en exploración minera en 2010 y se espera que la inversión global en proyectos en este segmento económico de la región alcance en el período 2009-2015 más de 250.000 millones de dólares. En términos globales, y sólo en los principales países mineros de la región, los proyectos actualmente en curso requieren una inversión cercana a 37.000 millones de dólares en los próximos dos años.

Aunque en minería tradicional (excluidos hidrocarburos), al contrario de lo que sucede en renovables, donde la presencia de compañías españolas es grande, tecnológicamente líder y cada vez más intensa en Latinoamérica, España carece de grupos pujantes y con vocación internacional significativa, la situación genera grandes oportunidades de inversión indirecta para nuestras firmas. Especialmente para las empresas de ingeniería, infraestructura y suministro de equipos, que pueden convertirse en proveedoras de las nuevas tecnologías que los países mineros más dinámicos, para los que el segmento minero es clave (Chile, Brasil, Perú, Colombia), precisan para optimizar sus instalaciones y acometer el desarrollo de nuevos centros.

Los últimos datos del sector a nivel global, anunciados por Metals Economics Group (MEG) en su informe Tendencias de Exploración Mundial 2011, señalan que Latinoamérica, encabezada por México, Perú, Chile, Brasil y Argentina, consolidó en 2010 un liderazgo como destino del gasto en exploración minera planificada que ninguna otra región del mundo ha sido capaz de arrebatarle en dos décadas, desde 1994.

El informe del MEG resalta que en 2010 se produjo un repunte del 45% en inversión en exploración de minerales no ferrosos, como respuesta al aumento de los precios de metales y a una mayor estabilidad en los mercados. Así, el montante en inversión minera para ese tipo de minerales ascendió a 11.200 millones de dólares, cifra que se eleva a 12.100 millones si se contabilizan también las partidas dedicadas a búsqueda de uranio. De esta manera, la industria del sector recuperó el año pasado casi dos tercios de los 5.500 millones de dólares en exploración que fueron recortados en 2009 por la crisis financiera global, y se aproximó al récord de gasto en prospección alcanzado en 2008: 13.200 millones de dólares. En 2010, oro fue el objetivo principal de la exploración a nivel global, con más de la mitad del presupuesto total, y el cobre ocupó el segundo lugar.

Cinco entre los diez primeros destinos

Aunque como país Canadá siguió siendo el año pasado el destino más importante en cuanto a lugar de exploración e inversión en minería, México, Perú, Chile, Brasil y Argentina se ubicaron entre los diez primeros puestos en un ejercicio en el que, a nivel mundial, un total de 2.089 empresas (que representan el 95% de los presupuestos destinados a minerales no ferrosos), dedicaron a prospección 11.680 millones de dólares. De hecho, esos diez primeros países representaron el 69% de la inversión total en prospección y la región latinoamericana acumuló el 27% (2.884 millones de dólares). Dentro de la región, las inversiones se concentraron (83%, 2.394 millones) en México, Brasil, Argentina, Chile y Perú y sólo el 17% del gasto en exploración se destinó fuera de las fronteras de esos cinco países, aunque Colombia y Ecuador comienzan a emerger como futuros destinos importantes.

Según las cifras del MEG, México superó a Perú en 2010 como destino preferencial del gasto en exploración minera, al situarse en cuarto lugar mundial y acumular el 22% del gasto a nivel regional, fundamentalmente dirigido a exploración de oro y plata. La nación andina, que retrocedió del tercer al quinto puesto, concentró el 20% de las inversiones. Chile avanzó de la séptima a la sexta posición, con una inversión destinada casi exclusivamente al cobre. Brasil, país al que pertenece la principal compañía minera de la región Vale (la que más invirtió en 2010 en prospección), se mantuvo en noveno lugar mundial, con un gasto enfocado al níquel, el cobre el oro y los minerales industriales. Argentina, con unas inversiones focalizadas en el oro, la plata, el litio y el potasio, desplazó a la emergente Sudáfrica como décimo lugar más atractivo para la minería en el mundo.

Colombia, sin ser destino típico de la inversión minera, vio como ésta creció el 65% el año pasado. El resto de los 17 países de la región recibió una inversión de 263 millones, fundamentalmente para buscar oro (75% del total). En Argentina y México el metal dorado fue el principal objeto de exploración, mientras que los recursos destinados a la prospección de metales base (cobre, níquel y zinc) superó al oro en Perú, Chile y Brasil.

De hecho, el oro fue a nivel mundial el destinatario de la mayoría de la inversión en 2010, con 5.400 millones de dólares, lo que posibilitó que, por primera vez desde 1999, el metal amarillo representara más de la mitad (51%) del total de la inversión en exploración. Diez países concentraron los dos tercios del total de los presupuestos de exploración en oro, y entre ellos se situaron cinco naciones latinoamericanas: Canadá, Australia, EEUU, México, Rusia, China, Perú, Colombia, Brasil y Chile. En cuanto a metales base, la inversión también experimentó un importante repunte, aunque sin rebasar el récord de 5.000 millones de 2008. Latinoamérica representó la mayor parte de los presupuestos de exploración mundial de metales base, con el 33% en 2010.

Enorme potencial

Las cifras no sorprenden, a la luz del enorme potencial minero de la región y de la creciente necesidad de materias primas. Latinoamérica produce el 91,9% mundial de niobio; el 54,8% del litio; el 44,6% del cobre; el 33,5% de la plata; el 23,1% de minerales del hierro; el 22,4% del estaño; el 21,2% del molibdeno, el 18,5% del oro; el 17% de zinc; el 14% del níquel y el 10% de plomo.

El gigante económico regional, Brasil, se ha consolidado como primer productor de niobio, segundo de bauxita, tercero de grafito y manganeso y cuarto de amianto. Chile es el primer productor de cobre, renio, yodo, nitratos y litio, el segundo productor de manganeso, el tercero de plata y el cuarto de selenio. El vecino Perú se consolida como primer productor de plata, segundo de cobre y zinc, tercero de estaño y cuarto de molibdeno y plomo y Bolivia como el tercer productor mundial de antimonio, el cuarto de estaño y el quinto de litio. Y Colombia es el primer productor de esmeraldas y el séptimo de níquel.

En reservas minerales, Brasil posee las mayores de niobio a nivel global y el 15% de las de hierro; Chile tiene el 20% de las reservas de cobre, el 30% de los stocks probados de molibdeno, el 15% del yodo, el 40% del litio y renio y prácticamente la totalidad de las de salitre natural. Perú dispone del 8% de las reservas mundiales de oro. Bolivia tiene la mayor reserva de potasio y litio del mundo y Colombia, más del 50% de la reserva de carbón térmico de la región.

Los expertos coinciden en señalar que la intensa demanda de minerales por parte de las naciones emergentes sitúa a Latinoamérica en una posición competitiva frente a regiones como Asia y África y brinda a la región una excelente oportunidad de desarrollo. Conscientes de que el sector minero puede resultar clave para apuntalar una expansión sostenida de sus economías, los gobiernos de los países con mayor atractivo para este sector se han creado planes de modernización de las instalaciones y de aumento de la prospección, proyectos en los que las empresas españolas pueden abrirse hueco y desempeñar un rol mutuamente beneficioso.

Interesante para España

En la línea de Técnicas Reunidas, que acaba de adjudicarse la construcción de la Planta de Separación de Líquidos del Gran Chaco, en Bolivia (la tercera planta de gas más grande Latinoamérica), empresas españolas de ingeniería, infraestructuras o suministro de equipamiento y material tienen opciones para entrar a participar en el gigantesco maná que suponen las millonarias inversiones previstas en el sector minero latinoamericano. Aunque España no tiene empresas de primera línea mundial en el explotación directa del sector estrictamente minero (dejando a un lado petróleo y gas), los expertos apuntan que nuestras grandes compañías de infraestructuras, muy presentes en la región, pueden estar interesadas en participar en el desarrollo de nuevas explotaciones y que las compañías de ingeniería y tecnología, así como las dedicadas a fabricar y suministrar bienes de equipo tienen grandes posibilidades de tener su parte de protagonismo en el actual boom. La mayor parte de los países mineros latinoamericanos precisa proveedores de alta tecnología para mejorar la productividad y eficiencia en el sector: desde suministros estratégicos en robótica aplicada a innovación en equipos mineros pasando por maquinaria punta, bienes y servicios de apoyo en gestión de aguas, monitoreo de taludes y logística.

Eso sí, los analistas destacan que para aprovechar la oportunidad las naciones mineras latinoamericanas necesitan lograr un equilibrio entre su potencial geológico, su estabilidad institucional y las condiciones materiales para la operación minera, algo que algunos países del área distan de tener. Numerosas empresas se quejan de las dificultades para el avance de los proyectos debido, entre otros problemas, a la ineficiencia o la corrupción en el sector público, lo que genera demoras para autorizar o llevar a cabo planes privados, evaluaciones ambientales, permisos de operación y acometidas de infraestructura. De momento, eso sí, estas trabas no han frenado la actividad de las empresas locales y multinacionales del sector en exploración y/o explotación, especialmente en minerales como el oro y el cobre.

Inmejorables perspectivas

Y es que las perspectivas son muy halagüeñas. Los expertos del MEG señalan que las economías emergentes y en desarrollo, ávidas de recursos, y motor central del gasto en exploración en el mundo, continuarán liderando el crecimiento del PIB global y la demanda de metales en los próximos años. Se prevé que en 2009-2015 las inversiones en minería completen un impresionante aumento, encabezadas por la creciente atracción de los inversores por Chile (que debe el 35% de sus ingresos al sector minero), un país que totalizará inversiones superiores a 75.000 millones de dólares en ese período. Y no será el único beneficiado por la entrada de inversión minera, que se situará en torno a 58.000 millones en Brasil, en 56.000 millones en Perú y en 22.000 millones en Colombia. Se prevé que las sumas alcancen hasta 2015 los 13.000 millones en México, los 10.000 millones en Argentina, los 7.000 millones en Ecuador y los 4.000 millones en Panamá.

Más prudentes, pero igualmente optimistas se muestran los expertos de BNamericas, que prevén para 2012 una actividad minera caracterizada por altos precios de los metales, pese a la incertidumbre económica global. Estos analistas señalan que la expectativa es que los precios se mantengan sólidos, especialmente los del oro y cobre, lo que debería promover la inversión, pese a la cautela de los inversores debido al entorno económico global y a la preocupación por el cambiante panorama legal en algunos países del área. BNamericas prevé que la cartera de proyectos en Latinoamérica suponga una inversión próxima a 236.000 millones de dólares en los próximos 5-10 años, solamente en desarrollo, y que la región se mantenga como principal destino para el gasto en exploración.

Perú y Chile, puntos neurálgicos

Con estas proyecciones, y con la región andina convertida en polo cuprífero mundial, no es extraño que los principales países alienten de forma significativa proyectos para impulsar el sector, quizá con las excepciones notables de Bolivia y Ecuador, donde las nuevas legislaciones desalientan las inversiones para explorar y explotar yacimientos. Por el contrario, Chile y Perú, las potencias mineras de la región, han convertido este segmento de la actividad en la principal fuente de ingresos. Ambos países concentrarán el 50% de las reservas mundiales de cobre y se preparan para realizar la explotación con inversiones estimadas de 110.000 millones de dólares hasta el año 2020 (70.000 millones en Chile y 40.000 en Perú).

Perú, donde la exportación minera se ha multiplicado por siete en una década, facilita cada vez más la inversión y agiliza los trámites: en 2010 aprobó 267 estudios ambientales para desarrollo de proyectos mineros, por una inversión total de 13.069 millones en 2011-14. En el país andino, y pese al nuevo impuesto que pesará sobre el sector y a las dudas que aún genera la ley de consulta previa a los campesinos, la patronal minera se muestra conciliadora con el nuevo Gobierno de Ollanta Humala, que ha garantizado la seguridad y estabilidad de las inversiones y el respeto escrupuloso a los contratos. El mayor proyecto aprobado y ya en marcha en Perú es el de Las Bambas de la empresa Xstrata Tintaya, con inversión de 4.200 millones. A esta inversión, destinada a extraer cobre y molibdeno, se suman otros proyectos de importancia como Minas Conga y Quellaveco, con inversiones de 3.000 millones de dólares cada uno.

En Chile, donde la actividad minera del cobre está compartida entre empresas privadas y empresas del Estado (Codelco), 2011 está resultado un año clave. Sólo en la región de Atacama hay dos grandes proyectos en etapa de cierre de obras preliminares y comienzo de la actividad de explotación: Cerro Casale (uno de los más grandes depósitos de oro y cobre aún sin desarrollarse en el mundo) con inversión de 2.300 millones de dólares, y el proyecto Caserones, con una inversión de 2.000 millones, operados por compañías chilenas y foráneas. Además, en Atacama hay otros proyectos nuevos en marcha por más de 9.300 millones de dólares.

http://www.capitalmadrid.com/2011/11/16/0000023291/latinoamerica_principal_destino_minero.html

Comparte: