Daniel Blancas Madrigal | Nacional
2011-12-04 | Hora de creación: 00:02:16| Ultima modificación: 00:02:16
El ingreso de pólvora a minas sin autorización, el trabajo clandestino en pozos que habían sido clausurados y la asignación de actividades sin capacitación y equipo están entre las denuncias de trabajadores en la zona carbonífera de Coahuila.
Durante la semana, la CNDH difundió un informe especial sobre las condiciones anómalas de seguridad e higiene en la región. Más allá de las recomendaciones y números en el reporte —han muerto 124 personas en los últimos cinco años—, están los testimonios de los mineros, algunos de los cuales son rescatados ahora por Crónica.
Burla a soldados. “Los compañeros que han muerto ha sido por la inseguridad, por meter pólvora a la mina de manera secreta, sin tener autorización. A veces llegan los soldados a hacer supervisiones, pero se trata de engañarlos… Cuando van a buscar pólvora, los ingenieros nos mandan a esconder los botes; una vez nos dijeron: escóndanlo allá en el monte, para que no encuentren nada”.
Simulación: “Cuando han ocurrido accidentes, el supervisor dice: los ingenieros nos dejaron esto, hay que polvear la mina para tapar evidencias… Y es que nos mandan a echar polvo inerte para neutralizar el carbón… El polvo del carbón en una explosión puede ser como pólvora, pero ese polvo lo neutraliza, eso es lo que hemos hecho, para no dejar huellas de lo que pasa”.
Improvisación. “Uno de los factores que influye en las muertes, es que los encargados ocupan para labores especializadas a gente que apenas va entrando, que no tiene experiencia, los mandan a la boca del lobo, porque muchos son jóvenes que no tienen idea de lo que se debe hacer allá adentro, son ayudantes de carboneros o carreros —el que se encarga de llenar los carros y de emparejar el carbón—, y muchos ya no salen”.
Sin armas. “Nunca nos dan equipo de protección, ahora para entrar a las minas te piden que lleves tus propias herramientas, yo cuando entré a la chamba tuve que comprar todo lo que se necesitaba, a mí nomás el patrón me dijo: ahí está la rampa, ahí está ese agujero y a entrarle”.
Contra la ley. “A veces no importa que las autoridades cierren una mina o un pocito, porque después de algunos días, ya cuando las cosas se enfriaron un poquito o cuando los contactos dan luz verde, nos vuelven a llamar y todo sigue como si nada, trabajando en minas clausuradas, pero lo tenemos que hacer por necesidad”.
Según la CNDH, carencias educativas, bajos salarios, desempleo y falta de oportunidades, así como la importancia económica de la actividad minera en la zona, son condiciones que favorecen la contratación de trabajadores para explotar el mineral sin que haya medidas que garanticen el adecuado desarrollo de esta labor.
Además, en Coahuila el nivel de deserción es muy alto en el bachillerato y niveles superiores, lo que disminuye las posibilidades de desempeño en áreas distintas de la minería, que ofrece salarios de entre 45 y 80 pesos diarios.