Por: Por Rafael Herz, presidente de Anglogold Ashanti Colombia
Los descubrimientos que se dieron hace 30 años en el sector petrolero, ahora están ocupando al sector minero. Uno de sus protagonistas habla sobre lo que se vivió en 2011.
Los descubrimientos que se dieron hace 30 años en el sector petrolero, ahora están ocupando al sector minero. Uno de sus protagonistas habla sobre lo que se vivió en 2011./ Edison Sánchez
Antes de contar cómo he presenciado desde hace un par de años lo que ha sucedido con el sector minero en Colombia, quisiera comenzar hablando del boom en petróleo que se desarrolló en Colombia desde los años 80 y hasta mediados de los 90. El descubrimiento de campos de gran tamaño como Chuchupa (1973), Caño Limón (1983), Cusiana (1988) y Cupiagua (1993), ubicó el país en el foco de importantes multinacionales y se incrementó la actividad exploratoria.
La discusión que se dio preguntaba si el país estaba preparado desde el punto de vista de infraestructura y fiscal para lo que significaría este boom. El debate se desarrolló de manera más técnica que pasional, se logró abordar esta bonanza sin la enfermedad holandesa y hoy nadie cuestiona los beneficios que en materia de recursos, inversión y desarrollo social se presentaron para el país.
Hoy, casi 30 años después, se discute con pasión y poco conocimiento sobre el boom minero. No se distingue entre minería legal, que representa importantes ingresos para el Estado, dinamiza el empleo y resulta en impactos netos positivos en lo ambiental y lo social, y la minería ilegal, que genera pobreza, contaminación y emplea trabajo infantil.
La minería en el mundo ha sido aprovechada como fuente de desarrollo. Es el caso de Estados Unidos, Canadá, Sudáfrica, Perú, Chile y Brasil, entre muchos otros. En estos países se dieron discusiones valiosas sobre cómo manejar el agua de manera responsable, cómo evitar y mitigar los impactos ambientales, cómo desarrollar programas de compensación con impactos favorables como reforestación o protección de especies. Esas discusiones, desarrolladas técnicamente, pavimentaron el camino para importantes logros en cuanto a desarrollo sostenible basado en la minería y resultaron en sociedades con altos niveles de calidad de vida.
El llamado que hago es justamente a que esa discusión que se dio en petróleo, y en otros países, pueda darse en el sector minero. La pregunta no debe ser si debemos usar la minería como fuente de desarrollo, sino cómo hacerlo. El país debe concentrarse en implementar los más altos estándares, exigir su cumplimiento y fortalecer las instituciones para que esta locomotora avance.
Debemos permitir un auge de exploración minera en Colombia. El país tiene las mayores reservas de carbón en América Latina, cantidades significativas de níquel, oro, esmeraldas, y es reconocido como un país rico, aún por explorar. Pero es el principio. La etapa de producción, una vez los proyectos son licenciados, involucra recursos más significativos, inversiones ambientales, desarrollo de nuevas industrias y profesionales, construcción de infraestructura y avances en tecnología.
Se estima que el país pronto llegará a producir 3 millones de onzas de oro. Sólo en el caso de La Colosa, que está en etapa de exploración y constituye tal vez el proyecto más importante de oro que tiene el país, tendríamos una inversión de US$3.500 millones para desarrollar la mina, 1.500 empleos directos y 4 a 7 veces más indirectos, exportaciones anuales superiores a US$1.000 millones; impuestos, regalías y otras contribuciones al estado por aproximadamente US$400 millones anuales a lo largo de 20 años y compras, contrataciones y servicios locales que ascienden a US$ 200 millones anuales durante 20 años. Y esto después de haber mitigado y compensado el impacto ambiental.
Pero más allá de eso, implica que los proyectos de minería, bien hechos, desarrollados de manera exigente y en armonía con el medio ambiente y las comunidades, son una oportunidad única para la construcción de un mejor futuro en el que los beneficios para nuestros hijos y familias, el empleo y la industria, las vocaciones productivas tradicionales del país, serán tangibles e inmensos. Y esta es una oportunidad que el país no se puede perder.
http://www.elespectador.com/impreso/especiales/articulo-317189-el-actual-boom-minero-colombia