Autor: Correo del Caroní el Sáb, 14/01/2012 – 10:12.
Decenas de explotadores de yacimientos que salieron el jueves de Bulla Nueva, en La Paragua, estado Bolívar, relataron cómo con sus propias manos cavaron para sacar los cuerpos de otros asesinados en el enfrentamiento armado ocurrido el domingo, y que oficialmente cuenta siete muertos. “Yo desenterré a una catira que ya se la estaban comiendo los gusanos y a su lado estaban enterrados otros cuatro hombres, sin contar a los dos que están en la montaña, cerca de una cascada”, dijo un testigo.
Indignación y zozobra es lo que se siente en el pueblo La Paragua, en el municipio Angostura. Mineros que regresaban de la mina Bulla Nueva, ubicada en el sector indígena Manaima, denunciaron a Correo del Caroní las irregularidades que desde hace más de cuatro meses ocurren en el yacimiento ilegal.
De manera anónima, por miedo a represalias, informaron que el último ataque, en el cual -según organismos oficiales- murieron siete personas, inició el domingo en la tarde y no el lunes, como lo comunicó el secretario de Seguridad Ciudadana y comandante de la Policía del estado Bolívar (PEB), Julio César Fuentes Manzulli.
El enfrentamiento se generó entre integrantes de una misma banda, Los 24. Al parecer una fracción de este grupo rompió las reglas del líder conocido como el Negro Juancho o el Sindicato, y éste mandó a sus hombres de confianza para desalojarlos de la mina.
“A las 5:00 de la tarde del domingo se armó la primera balacera e hirieron a uno de los tipos. Él (un integrante de la banda) y otros dos lograron escaparse, y el lunes en la madrugada llegaron con su tropa disparándole a todo el que se les atravesaba”.
Ineficiencia…
Explotadores de la minería denunciaron que el Gobierno venezolano “es culpable y cómplice” de lo sucedido. Se preguntan constantemente: ¿cómo hacen esos hombres para pasar armas de guerra y granadas a la mina? Y aseguraron que cada vez que ellos entran en la zona, son revisados de punta a punta. “Ellos (militares) son eficientes para romper nuestras máquinas, pero para impedir el pase de armas de estos malandros, no lo son”.
“Éramos más de cinco mil personas y ya nos han sacado a casi todos. Las Fuerzas Armadas aparte de sacarnos nos han quitado nuestras cosas”, denunciaron.
Los mineros que aseguraron ser testigos del suceso salieron de la mina la tarde del jueves y comentaron que antes de irse del lugar observaron más cadáveres, entre ellos el cuerpo de dos mujeres.
“Yo desenterré a una catira que ya se la estaban comiendo los gusanos y a su lado estaban enterrados otros cuatro hombres, sin contar a los dos que están en la montaña, cerca de una cascada”.
Los 24 o los Negritos son de nacionalidad colombiana y están distribuidos en varios sectores y entidades del país, la mayoría de ellos en el Kilómetro 88 y Las Claritas, en el municipio Sifontes, y Valencia, estado Carabobo.
“Estaban abusando del trabajo de los mineros, nos sometían y obligaban a entregarles la mayoría de la producción que en oportunidades llegó a ser de 12 kilos de oro. Tenían sometidos al pueblo con armas”.
Temor local
Miles de personas de todas las partes del país han estado dentro de la mina Bulla Nueva de La Paragua en busca del “dorado”. Esto ha reactivado un poco la economía local, tras el receso y la clandestinidad en la que se vieron sumergidos luego de la Reconversión Minera, aplicada desde el 2006, y cuyos resultados también incluyen seis muertos pero producto de los excesos en un proceso militar.
En la actualidad hay mucho miedo, porque si bien ya en el pueblo padecían los estragos de la actuación de Los 24, los residentes no creían posible un enfrentamiento de tal magnitud, más de 7 muertos. Mucho menos que éste fuese usado por las Fuerzas Armadas para desalojar las áreas sin establecer las debidas responsabilidades de ¿cómo llegan las armas dentro de las minas?, aun cuando hay en la zona puntos de control de la Armada, en tierra y dentro del río.
Por ejemplo, con la militarización del pueblo tras los sucesos hay entre 5 y 6 alcabalas, pero en situación normal éstas se reducen a 3, lo que sigue dejando dudas de cómo se producen tales hechos sin que las autoridades se enteren.
Fuente: Maisdulin Younis / Natalie García
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