Mi Columna
CARLOS ROBLES NAVA
miércoles, 01 de agosto de 2012
Mientras las autoridades federales sean débiles y zacatonas para enfrentarse a añejos problemas donde cada vez que se toca el tema y le «rascan» con simples declaraciones periodísticas o de lengua, no se avanzará en las calamidades que Coahuila arrastra desde hace decenas de años.
Nos referimos concretamente a la extracción de carbón de los llamados «pozos o pocitos» que no son otra cosa que los negocios más productivos que tiene una élite de privilegiados e influyentes ex y funcionarios de distintos niveles y hasta encumbrados empresarios que en su región de residencia se dicen y hacen pasar como «protectores» y «defensores de la comunidad», cuando esto es una de las dos caras que tienen. Porque la otra es de explotación de la miseria que viven trabajadores que ante la necesidad de llevar comida a sus hogares, aceptan condiciones de trabajo además de inhumanas, abusivas e intolerantes.
Federico Quintana Riojas, ex alcalde de Progreso, Coahuila, municipio muy cercano a Nueva Rosita y Sabinas, Coahuila y que pertenece a la conocida Región Carbonífera, desde hace años ha tenido la concesión de pozos o pocitos de carbón que explota a su muy particular estilo aprovechando su cacicazgo, gracias a las chambas de gobierno que ha logrado.
La muerte ocurrida la semana pasada de los siete mineros, fue precisamente en uno de sus tantos «pozos» de carbón que, ante las autoridades federales ministeriales y judiciales, dijo que sus trabajadores sí estaban registrados como derechohabientes en el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Resulta que esto fue una vil mentira dicha por el ex funcionario municipal ante autoridades federales, pues su declaración fue ante la representación de la Procuraduría General de la República.
Conforme con lo informado públicamente por las mismas delegaciones federales a quienes compete directamente hacer cumplir la ley y reglamentación a quienes tienen concesiones, permisos o canonjías para explotar la extracción de carbón a cielo abierto en la Carbonífera, el «registro» de los infortunados mineros se hizo al día siguiente de su muerte.
Entre los funcionarios que tranquila y plácidamente dio la nota respecto a ésta no grave, sino gravísima situación de que los siete mineros no estaban dados de alta en el IMSS, fue al mismo delegado federal de la Secretaría de Economía en Coahuila, el torreonense Julio Armando Fischer Armaraz.
¿Cuántos mineros siguen siendo explotados de esa manera. Cuántos se les paga, tienen la más mínima seguridad que a las minas obliga la Ley, etc? Éstas son tan sólo pocas de las interrogaciones que se dejan en el aire.
A las autoridades federales a quienes corresponde poner orden y acabar con la explotación desde todos los puntos que se cometen en los pozos, pocitos e incluyendo las minas formales de la Región Carbonífera, les circula muy despacio la sangre o en vez de sangre, tienen avena en sus venas.
Sabrá Dios, pero de que trabajan con mucha pereza las dependencias federales de la Comarca Lagunera –y el caso de los mineros de carbón es un ejemplo– no hay duda, ni nada qué aclarar, porque los hechos hablan más que muchas lenguas.
www.intersip.org
http://www.eldiariodecoahuila.com.mx/notas/2012/8/1/tienen-avena-venas-308408.asp
