“La Tierra tiene vida no es una mercancía”

por | Oct 8, 2012 | 0 Comentarios

Puebla • 8 Octubre 2012 – 4:40am — Leticia Ánimas/Sierra Norte

El concepto de biodiversidad abarca a las plantas, animales, manantiales flores, etcétera, y al cúmulo de conocimientos y tradiciones que los han hecho sostenibles como pueblos, aseguran las organizaciones indígenas

puebla • Dos visiones del mundo y el uso de los recursos naturales se confrontan en el debate sobre los proyectos mineros e hidroeléctricos puestos en marcha en varios municipios de la Sierra Norte del estado de Puebla; mientras que para los indígenas ellos mismos son la Tierra, para los inversionistas la tierra es una mercancía.

Agentes de la Pastoral de la Iglesia Católica de por lo menos 120 templos regionales y organizaciones indígenas y ecologistas aglutinadas en el Consejo Tiyat Tlalli (tierra en totonaco y náhuatl, respectivamente), buscan crear conciencia en los pueblos sobre sus “efectos nocivos” y aseguran que aunque las empresas siguen avanzando ellos han logrado permear con su información en un 30 por ciento de las parroquias.

De acuerdo con el sexto informe de gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, sólo en el primer trimestre de 2012, en el estado de Puebla se entregaron 312 concesiones mineras a particulares, que se suman a las 271 otorgadas en los últimos 10 años y colocan a la entidad en el primer sitio de potencial extractivo del país de acuerdo con la Cartografía Geológico-Minera, Geoquímica y Geofísica hecha por la administración del panista.

Según la Red Mexicana de Afectados por la Minería (Rema) sólo en la Sierra Norte poblana, son seis los proyectos de exploración y explotación a cielo abierto concesionados por 50 años, con la posibilidad de ser renovados, que involucran a 37 municipios y se sabe de la construcción de por lo menos nueve hidroeléctricas en las que están involucradas las empresas Grupo México, Mexhidro y Galla, SA de CV.

HACIENDO NACER LA CONCIENCIA
La voz de los indígenas lo mismo se escucha con urgencia en los pueblos asentados en la cuenca del río Ahuacatlán, que en los del Apulco o el Necaxa, y pretende explicar “que el ser humano no es el centro del universo, sino un componente más de un equilibrio que debe existir con la Madre Naturaleza; la Tierra y el Universo que son parte de un mismo todo; que la tierra no es sólo un medio de producción, sino la madre que da vida y a la cual hay que retribuir”.

Para hacer nacer la conciencia, aseguran, no hay nada mejor que la palabra recogida desde lo cotidiano, no desde la ciencia, sino desde lo pensado, lo vivido y lo actuado por los pueblos.

“Cuando hablamos sobre la tierra podemos entenderla como polvo, Tierra o planeta –dice María Nicolás de Xochitlán–, nuestros abuelos nos han contado que estamos hechos de polvo de barro y que Totatzin (Nuestro Padre) sopló en nosotros el espíritu y empezamos a vivir en pueblos concretos”.

Luego, agrega, tenemos “una Tierra, un terreno que está unido a nosotros, porque es donde trabajamos y comemos. Ahí tenemos nuestro tonantl, nuestra energía, que viene de la vida que viene de la tierra. Por eso nuestras familias cuando se van al campo a vivir, cuidan y están al pendiente de la tierra.

“De ahí que nosotros entendemos como pueblos que estamos formados por Tonantzin (nuestra Madre Tierra) y Totatzin (nuestro Padre), que nos establecieron en estas tierras tan llenas de bondades, y también lo entendemos como planeta, como el mundo habitado por muchos pueblos, la Casa Grande donde todos nos sentamos y compartimos la palabra”, relata María.

“Sabemos que nuestra madre tierra está amenazada, que es agredida por intereses económicos porque hay otros que la ven así para comercializar sus productos, que los extraen para competir y la ven con signo de pesos, es decir, la ven como mercancía”, añade.

http://puebla.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/719666ee2efda115ccaeae5eeaee47f3

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