La Voz de Michoacán | Oct 05, 2012 | Comments 0
Francisco Javier Torres / La Voz de Michoacán.
La forestería mexicana se ve amenazada por dos nuevos factores de amplia rentabilidad, la minería y el extencionismo agrícola de alimentos de alta demanda comercial, como el caso del aguacate y otros productos comerciales que generan ingresos significativos para inversionistas, una situación que por un lado genera empleos, alimentos y economía, mientras que por la parte nociva se pierden recursos naturales.
De acuerdo a Sergio Madrid Zubiran, director ejecutivo del Consejo Mexicano para la Cultura Sostenible, en los últimos cinco años el 30 por ciento del territorio nacional ha sido concesionado a empresas mineras, privadas, muchas de ellas transnacionales, con venias de hasta 40 años para explotarlas, para hacer minería a cielo abierto, lo que se ha convertido en una nueva preocupación para ejidos y comunidades.
“Hay una acusación errónea de que la deforestación se está dando principalmente por poblaciones de los ejidos y comunidades, pero eso es una falacia, son las empresas grandes, la minería, la producción de aguacate en Michoacán, de palma en las costas del Pacífico Mexicano, los desarrollos turísticos en las zonas naturales, eso es lo que está terminando con los bosques y selvas de México, no las pequeñas poblaciones rurales, a las que se señala como los ofensores por la leña que ocupan y por sembrar sus parcelas están acabando con los recursos”, defendió el directivo.
Llamó que no por este motivo se debe dejar de dar alicientes a las comunidades para aplicar ecotecnias o servicios que ayudan a reducir las emisiones de contaminantes o ahorrar recursos, pero no son las comunidades las causantes principales del deterioro ambiental, son las grandes empresas a las que reciben facilidades de negocio, las que están ingresando con una transformación de la vocación forestal.
“Hay muchas prácticas que son nocivas, hay que revisarlas, al igual que hay que revisar el presupuesto alternativas de mejora y alternativas para los incentivos perversos y los programas y reglamentaciones que se contradicen”, propuso Sergio Madrid.
Y es que de acuerdo al directivo, el sector minero es uno de los que mayor impulso ha tenido por parte de algunas instituciones; pero también los concesionarios mineros generan los principales conflictos de tierra, por lo que se refleja que no hay un diálogo entre programas o proyectos, derivando en un divorcio institucional, ya que por un lado se promueve la minería, industria que está generando problemas ambientales.
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