Parecía curioso: los policías federales que han tomado control de Michoacán para combatir al tráfico de enervantes y al crimen organizado confiscaron 119 mil toneladas, pero no de estupefacientes sino de minerales. El anuncio lo hizo el 3 de marzo Alfredo Castillo, comisionado federal para la seguridad en Michoacán, quien advirtió que con esto se había asestado un golpe muy importante a la delincuencia organizada en la entidad.
Los minerales no son, por supuesto, ilegales por sí mismos. En este caso, sin embargo, no contaban con documentación que acreditara que habían sido extraídos de minas legítimamente concesionadas. Pese a ello estaban en espera de ser exportados a China a través del puerto de Lázaro Cárdenas.
La información que ha ido surgiendo posteriormente nos señala que los mineros formales de Michoacán son extorsionados por grupos del crimen organizado, particularmente los Caballeros Templarios. Lo curioso del caso es que el pago de estas extorsiones no se está haciendo ya en efectivo, lo que es cada vez más difícil en el caso de empresas formales que son auditadas y tienen que reportar sus movimientos financieros a la Secretaría de Hacienda, sino en especie, en minerales.
Al parecer algunos de los grupos criminales tienen la capacidad de realizar exportaciones por su cuenta.
Las mineras legales consideran que la extracción y exportación ilegal de minerales en el país es un negocio muy importante. El daño que se les hace a las firmas formales asciende a cientos de millones de dólares al año. Y no son estas las únicas empresas que se quejan de ser objeto de extorsiones o de otras prácticas ilegales. Las extorsiones y los robos se registran no solo en Michoacán sino en muchos otros lugares de nuestro país. En México no solo se pagan impuestos corporativos más elevados que en los países con los que competimos sino que además las empresas deben cubrir ese otro impuesto adicional que surge del fracaso del gobierno para aportar seguridad a las personas y a las empresas en territorio nacional.
Fondo
La confiscación de 119 mil toneladas de mineral ilegal parece un golpe muy importante a una industria que ha surgido del crecimiento y la diversificación del crimen organizado. El hecho de que un grupo como los Caballeros Templarios pueda terminar en el negocio de la exportación ilícita de minerales, sin embargo, nos confirma el daño enorme que le ha hecho el crimen organizado al país: del tráfico de enervantes ha pasado al secuestro, a la extorsión y ahora incluso a una actividad minera y exportadora que uno pensaría solo puede ser realizada por grandes corporativos formales.
Por eso es tan importante buscar soluciones a la enfermedad de fondo, la que está generando todo este complejo mundo criminal. Uno pensaría que después de tantas décadas de guerra contra el tráfico de estupefacientes ya habríamos entendido que el problema no lo resolveremos si seguimos aplicando las medidas que han resultado infructuosas durante tantos años.
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