Por Staff Puebla On Line | Publicado el 11-05-2014
Excélsior informa que en municipios serranos de Puebla la molestia se siente en las calles, la población no está dispuesta a que el agua que consumen cotidianamente sea contaminada por la llegada de empresas mineras canadienses. En Ixtacamaxtitlán, Santa María Totoltepec y Tetela de Ocampo todo es incertidumbre, nadie ha hablado de manera oficial al respecto.
Durante un recorrido de Excélsior por varias localidades poblanas se pudo comprobar que la molestia generalizada está gestando una sublevación ante la pasividad de sus ayuntamientos para atender la preocupación de la gente: el inicio de actividades mineras para extraer oro, plata y cobre. Debido al hermetismo, los rumores abundan, la población asegura que nadie ofrece una explicación que dé tranquilidad o certidumbre sobre la exploración que llevan a cabo empresas mineras canadienses. Apenas el pasado 16 de abril, en su página web, la empresa Almaden Minerals dio a conocer que el proyecto Tuligtic, a llevarse a cabo en México, es “económicamente viable”. En el documento destaca que mediante una mina a cielo abierto podría obtener ganancias por más de 335 millones de dólares anuales, al extraer 3.6 toneladas de oro y 221 toneladas de plata durante cada uno de los 14 años que calcula de vida útil de explotación del yacimiento Ixtaca, ubicado en una porción de las 14 mil hectáreas de terreno que compone su proyecto en el municipio serrano de Ixtacamaxtitlán. De acuerdo con estudios que la minera presume haber realizado, estima que el yacimiento está compuesto en 54 por ciento por oro y 46 por ciento por plata, “lo que hace de Ixtaca un significativo depósito dual de metales preciosos”. Asimismo, afirma que se da empleo a 70 personas de Ixtacamaxtitlán, y durante la construcción de la mina se podría dar trabajo a otras 330, hasta llegar a 400 y durante la fase de explotación los puestos de trabajo serían apenas 430 en total. Por último, pese al reclamo de la población, la minera afirma que tiene relaciones de armonía y transparencia con la comunidad, donde ha instrumentado “un programa comprensivo de relaciones comunitarias y educativas para los pobladores locales para explicar de manera transparente en qué consisten los trabajos de exploración, así como los posibles impactos y beneficios de una posible operación minera en Ixtaca”. *** En Ixtacamaxtitlán los habitantes ya no saben cómo actuar, en quién confiar o a dónde acudir. Esta región posee una extensa zona montañosa que colinda con Tlaxcala. Aquí la mayoría de la población se dedica al cultivo de maíz, frijol y ajo. Cuando la compañía Almaden Minerals arribó al pueblo nadie hizo oficial el anuncio, lo que desencadenó mayor desconfianza. Socorro García dice que los rumores carcomen la paz en el pueblo. “No estamos de acuerdo (con su instalación), somos campesinos y vivimos del campo, por lo que hemos sabido dicen que (con la actividad minera) las tierras quedan infértiles, no producen, el campo y los árboles se acaban cuando utilizan cianuro”. Pese a estar conscientes de que el agua en la región escasea y la situación se podría agravar con la instalación de la minera, los habitantes acusan que las empresas canadienses intentan ganarse la aprobación de los nativos. “Ellos se aprovechan de nuestra ignorancia y falta de conocimiento. Llegan a las localidades y pueblos, ofrecen apoyos para sus fiestas, obras en escuelas, iglesias y canchas, pero a cambio de que la población se sienta comprometida con ellos”, dijo Agustín Rodríguez, otro de los pobladores. Un ejemplo de esto es el auditorio municipal, recién remodelado y pintado en su fachada por cuenta de las mineras. Fidel Pérez, campesino, reconoce que al principio había emoción por la llegada de inversión extranjera directa en sus comunidades o paseos turísticos. “Nos daba gusto de que llegaran por ahí con helicópteros; nos daba gusto verlos que llegaban por acá los canadienses o gringos, pero no sabíamos a qué venían y según era a visitar el pueblo de Ixtacamaxtitlán, ahora nos vamos dando cuenta que vinieron a hacer exploración”. Hasta la fecha, las familias siguen esperando información por parte del Ayuntamiento, pero no ha llegado.
LEE AQUÍ EL TEXTO COMPLETO: Incertidumbre sobre minera provoca clima hostil en PueblaEn Ixtacamaxtitlán, la población rechaza la llegada de Almaden Minerals; la empresa asegura relación cordial con la comunidad11/05/2014 08:01 Atalo Mata Othón/ Enviado PUEBLA. Pue. 11 de mayo.— En municipios serranos de Puebla la molestia se siente en las calles, la población no está dispuesta a que el agua que consumen cotidianamente sea contaminada por la llegada de empresas mineras canadienses. En Ixtacamaxtitlán, Santa María Totoltepec y Tetela de Ocampo todo es incertidumbre, nadie ha hablado de manera oficial al respecto. Durante un recorrido de Excélsior por varias localidades poblanas se pudo comprobar que la molestia generalizada está gestando una sublevación ante la pasividad de sus ayuntamientos para atender la preocupación de la gente: el inicio de actividades mineras para extraer oro, plata y cobre. Debido al hermetismo, los rumores abundan, la población asegura que nadie ofrece una explicación que dé tranquilidad o certidumbre sobre la exploración que llevan a cabo empresas mineras canadienses. Apenas el pasado 16 de abril, en su página web, la empresa Almaden Minerals dio a conocer que el proyecto Tuligtic, a llevarse a cabo en México, es “económicamente viable”. En el documento destaca que mediante una mina a cielo abierto podría obtener ganancias por más de 335 millones de dólares anuales, al extraer 3.6 toneladas de oro y 221 toneladas de plata durante cada uno de los 14 años que calcula de vida útil de explotación del yacimiento Ixtaca, ubicado en una porción de las 14 mil hectáreas de terreno que compone su proyecto en el municipio serrano de Ixtacamaxtitlán. De acuerdo con estudios que la minera presume haber realizado, estima que el yacimiento está compuesto en 54 por ciento por oro y 46 por ciento por plata, “lo que hace de Ixtaca un significativo depósito dual de metales preciosos”. Asimismo, afirma que se da empleo a 70 personas de Ixtacamaxtitlán, y durante la construcción de la mina se podría dar trabajo a otras 330, hasta llegar a 400 y durante la fase de explotación los puestos de trabajo serían apenas 430 en total. Por último, pese al reclamo de la población, la minera afirma que tiene relaciones de armonía y transparencia con la comunidad, donde ha instrumentado “un programa comprensivo de relaciones comunitarias y educativas para los pobladores locales para explicar de manera transparente en qué consisten los trabajos de exploración, así como los posibles impactos y beneficios de una posible operación minera en Ixtaca”. “Nos quieren comprar” En Ixtacamaxtitlán los habitantes ya no saben cómo actuar, en quién confiar o a dónde acudir. Esta región posee una extensa zona montañosa que colinda con Tlaxcala. Aquí la mayoría de la población se dedica al cultivo de maíz, frijol y ajo. Cuando la compañía Almaden Minerals arribó al pueblo nadie hizo oficial el anuncio, lo que desencadenó mayor desconfianza. 14 años de vida útil calcula Almaden Minerals al yacimiento Ixtaca. Socorro García dice que los rumores carcomen la paz en el pueblo. “No estamos de acuerdo (con su instalación), somos campesinos y vivimos del campo, por lo que hemos sabido dicen que (con la actividad minera) las tierras quedan infértiles, no producen, el campo y los árboles se acaban cuando utilizan cianuro”. Pese a estar conscientes de que el agua en la región escasea y la situación se podría agravar con la instalación de la minera, los habitantes acusan que las empresas canadienses intentan ganarse la aprobación de los nativos. “Ellos se aprovechan de nuestra ignorancia y falta de conocimiento. Llegan a las localidades y pueblos, ofrecen apoyos para sus fiestas, obras en escuelas, iglesias y canchas, pero a cambio de que la población se sienta comprometida con ellos”, dijo Agustín Rodríguez, otro de los pobladores. Un ejemplo de esto es el auditorio municipal, recién remodelado y pintado en su fachada por cuenta de las mineras. Fidel Pérez, campesino, reconoce que al principio había emoción por la llegada de inversión extranjera directa en sus comunidades o paseos turísticos. “Nos daba gusto de que llegaran por ahí con helicópteros; nos daba gusto verlos que llegaban por acá los canadienses o gringos, pero no sabíamos a qué venían y según era a visitar el pueblo de Ixtacamaxtitlán, ahora nos vamos dando cuenta que vinieron a hacer exploración”. Hasta la fecha, las familias siguen esperando información por parte del Ayuntamiento, pero no ha llegado. En el Palacio Municipal, el alcalde invirtió cuatro minutos en asegurar que “yo conozco muy poco sobre el tema, (no) más que las versiones de quienes están en contra; en su momento tendré también que buscar a los de la minera para preguntarles si tienen sus permisos en orden y a nosotros como Ayuntamiento lo único que nos compete será hacer el cambio de uso de suelo”, señaló Erik Osvaldo Gorozpe Treviño, presidente municipal. Las huellas de la exploración El trabajo de las mineras ha comenzado. En el poblado Santa María Sotoltepec basta con adentrarse en la vegetación para encontrarse con tubos que cercan áreas, túneles hechos por excavación y terracería para transporte. El paso de empresas es evidente. Durante un recorrido es posible ver tapas de cemento en donde han barrenado con entradas verticales de hasta 411 metros de profundidad, según datos que se observan en las placas que contienen; más abajo, en la barranca, hay lonas, depósitos de agua y maquinaria diversa. Información extraoficial revela que el área concesionada para su explotación abarca casi 121 mil hectáreas de tierras de la Sierra Norte de Puebla, tan sólo en Ixtacamaxtitlán la extensión sería de 67 mil 85 hectáreas. Para confirmar o comparar dicha información uno de los representantes de la Minera Gavilán, quien se identificó como Roosevelt Vázquez, rechazó dar un entrevista de manera formal y sólo se limitó a decir “pregúntenle a la gente cuándo ha nacido alguien con dos cabezas”. Viejo Problema en Tetela de Ocampo En náhuatl, Tetela de Ocampo significa abundancia de cerros o donde hay teteles, que son montículos con tesoros enterrados. Aquí la población rebasa por mucho en números a Ixtacamaxtitlán, sus casi 26 mil habitantes hacen más estruendoso el impacto del disgusto por la llegada de mineras. Las calles están tapizadas con mantas que expresan el enfado de la gente, lo mismo en el edificio del gobierno municipal, que casas y hasta autos con consignas. Y no es para menos. 70 personas están empleadas por la minera canadiense en Ixtacamaxtitlán. La preocupación común entre los padres de familia es la salud de sus hijos: “A los niños les han salido manchas en la piel, dicen que el agua se va a contaminar, que no va a servir para tomar ni para bañarse, es algo que sí nos preocupa”, denunció Emma Herrera. Mientras tanto, Germán Romero, presidente de la Asociación Tetela Hacia el Futuro, un grupo que ha luchado por denunciar las prácticas de las mineras, dijo que “la verdad no lo merecemos, una empresa minera se lleva millones de litros de agua, en una hora consume lo que una familia en 30 años; lo que es la megaminería actualmente son explosiones terribles con dinamita, descargas de 15 toneladas al día, utilizan toneladas de cianuro, mercurio, arsénico, se lo echan a millones de litros de agua para llevar a cabo el proceso de lixiviación y obtener los metales”. Diputados dejan morir el tema En el Congreso de la Unión este tema está a discusión. Ya se presentó un punto de acuerdo, pero debido a que la comisión dictaminadora no emitió el respectivo dictamen, entonces el tema feneció. Legisladores federales están preocupados por la actividad de mineras extranjeras en nuestro país, dicen que las utilidades son mayores para aquellas empresas. La diputada Lourdes López, del Partido Verde Ecologista, manifestó su enojo al mencionar que “ésas son empresas extranjeras que están aprovechando nuestra riqueza en el subsuelo, pero se están llevando el recurso y lo que le está quedando a nuestro país es mínimo; creo que habría que fortalecer nuestra ley de derechos, porque en términos de ganancias o plusvalías, lo que se llevan es 100 veces mayor a lo que están dejando como ingreso al país”. La alerta viene de Centroamérica En países centroamericanos se han vivido experiencias desagradables luego del trabajo de las mineras. Organizaciones internacionales y pobladores se han reunido en los últimos años para expresar su enojo y rechazo a estas actividades. En Guatemala, El Salvador y Nicaragua, habitantes se quejan debido a las explosiones que se provocan en el subsuelo, sus viviendas han salido seriamente afectadas y nadie responde por ello. En 2010, miles de cabezas de ganado perdieron la vida al beber agua de los ríos, misma que resultó contaminada luego de la labor minera, pues para la actividad minera se requiere en ocasiones la utilización de químicos y metales como arsénico, plomo, cadmio, mercurio o cianuro. Por su parte, la búsqueda de metales requiere de grandes excavaciones, derribo de árboles y vegetación diversa, traslado de tierra y utilización de miles de millones de litros de agua que se transmina y contamina a la que aún se encuentra limpia para consumo; el aire y la tierra también se ensucian e infectan. Esta situación generó enfermedades, infecciones y manchas en la piel, principalmente en niños y adultos mayores que acostumbran bañarse en los cuerpos de agua que se encuentran en sus comunidades. Las consecuencias indican que cientos de personas han tenido que ser atendidas en los hospitales por toxicidad, incluso, algunos han fallecido, lo que ha genrado manifestaciones en las calles, disturbios y enfrentamientos con la policía. Los pueblos centroamericanos son un paradigma dadas las consecuencias de su rebelión y exigencia de sus derechos, ahora México comienza a probar esas amargas mieles. Grupo Imagen Multimedia solicitó una entrevista a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y no obtuvo respuesta. Mientras tanto, el desconcierto, la desinformación y omisión es lo que denuncian localidades poblanas como Zautla, Libres, Tepeyahualco, Xochiapulco y Ahuazotepec, cuyos habitantes se declaran listos para defender lo que consideran que les pertenece. Reacciona minera Daniel Santamaría, geólogo de la empresa Almaden Minerals, dio la cara por la empresa para realizar precisiones a la información recabada por Excélsior. En un documento enviado a Grupo Imagen Multimedia, señala que son aproximadamente 25 mil habitantes en el municipio de Ixtacamaxtitlán, al igual que los 26 mil en Tetela de Ocampo, localidades en las que sus habitantes han manifestado su disgusto por la presencia del trabajo minero, el cual busca extraer oro, plata y cobre. Luego de que la gente de estos municipios poblanos expresara su temor por una inminente contaminación de mantos acuíferos por la actividad minera en terrenos aledaños, el representante de la empresa negó que actualmente exista explotación del subsuelo en esta región, pese a que se constató que en la Sierra Norte de Puebla hay tapas de cemento en los puntos donde aparentemente se ha barrenado, con entradas verticales de hasta 411 metros de profundidad. En el documento, Santamaría destacó que “los tubos están presentes para evitar que los coches se metan y dañen los trabajos de reforestación que hemos implementado en el área. Las placas de concreto son un testigo para localizar dónde se encuentran los barrenos que hemos perforado”. Agrega que “el número 411 es el número del barreno, no la profundidad. De hecho, ese barreno no llega ni a 200 metros de profundidad. Los túneles fueron hechos por los trabajos de minería de hace casi 100 años en la región. La empresa no hizo esas excavaciones y es peligroso entrar, es por eso que también están los tubos en la entrada”. Asimismo, sostiene que la subsidiaria de Almaden Minerals tiene aproximadamente 14 mil hectáreas, de las cuales, el área de mineralización sólo ocurre en aproximadamente 120 hectáreas. Aseguró que el tamaño de una concesión no necesariamente equivale al tamaño de la extracción. Por último, deslindó a Almaden Minerals de trabajos en el municipio de Tetela de Ocampo, porque “ahí no tenemos nada que ver con ese proyecto”. |