
La realidad de la minería de metales preciosos en Sonora alcanzó a la leyenda de la fabulosa ciudad de Cíbola, de la mitología prehispánica y que los nativos mexicas hablaban de la existencia de una región “donde el oro era tan abundante que las casas están construidas con oro sólido”, leyenda que retomo Fray Marcos de Niza en sus incursiones a territorio del noroeste de México y el sur de Estados Unidos para buscar, sin lograrlo, la mítica y legendaria ciudad dorada.Hay cierta coincidencia con la realidad estatal actual, pues la cantidad de oro extraído en los proyectos mineros de Sonora equivaldría al peso bruto de 17.7 autos pick up Ford 150, acabados totalmente en oro sólido con pureza no menor al 98.7 por ciento en su ley. Sin embargo, la riqueza en recursos minerales preciosos no se traslada al estado y su gente, que por cuarto año consecutivo registra cero crecimiento y desarrollo económico según el INEGI.
Fernando Gutiérrez R. Dossier Politico
Dia de publicación: 2019-11-26
En el 2018 Sonora se consolidó por cuarto año
consecutivo como primer productor de oro a nivel nacional y contribuyó
preponderantemente a que México se ubique en el octavo extractor del
mundo; de esta suerte el estado alcanzó la cifra récord cercana a los
39 mil 701 kilogramos de precioso metal extraídos de yacimientos áureos
sonorenses al cierre del período.
Para
tranquilidad de los nostálgicos, el oro procesado tan solo en los
distritos mineros de Sonora durante el año 2018, igualaría la mitad del
volumen total que en 300 años de dominación española se sustrajo de
todas los yacimientos de oro del interior del territorio mexicano
existentes en ese lapso de la historia.
La
actual, se escribe diferente y por lo que se avizora, seguirá por el
mismo sendero en el futuro, virtud a que, aun cuando los estudiosos en
ciencias de la tierra y las compañías explotadoras del aurífero mineral
no se ponen de acuerdo respecto al volumen real y científico de
reservas probables y probadas en oro que posee Sonora en su litósfera,
hay quienes colocan al estado sobre el banco de oro más grande del
mundo.
Otros más nostálgicos y fabulistas hacen
gala que es justamente el territorio de Sonora lo que la mitología
prehispánica registraba en sus fábulas como una de las siete ciudades de
Cíbola, un mítico lugar que los antepasados mexicas creían ubicar muy
al extremo norte de la gran Tenochtitlán.
Esto
indujo al fraile franciscano y explorador de la colonia española, Fray
Marcos de Niza, a buscar incansablemente en el extremo noroeste de la
nueva España lo que la leyenda afirmaba estaba una región rica en oro y
piedras preciosas, justo donde hoy es el estado de Sonora en México, y
Arizona y California, al sur oeste de Estados Unidos.
De
Niza había hecho suya la búsqueda de lo que escuchó y documentó de voz
de los originarios de los pueblos mexicas, que hablaban de un lugar
donde el oro abundaba a flor de tierra y que las casas reales y las
destinadas a los cultos de sus habitantes estaban contraídas en oro
sólido, relato que, incluso, el propio Cristóbal Colón registró en sus
reportes navieros a su llegada al nuevo continente sin saberlo.
Durante
años posteriores a la llegada al nuevo mundo, los representantes de la
corona fueron ubicando geográficamente y dando forma a los relatos y
fábulas escuchados de viva voz de los nativos de las nuevas tierras que
conquistaban.
Reiteradamente los naturales
incluían entre sus creencias la existencia de un paraje donde el oro y
piedras preciosas abundaba a bastedad, que los españoles tradujeron con
el nombre de El Dorado, hacia el Sur del continente, y La Ciudad de
Cíbola, dentro de la otra leyenda, que invariablemente los relatos
populares de entonces la ubicaban al extremo norte del continente.
Del la mitología a la realidad medió la entrega de los recursos minerales
Al
margen de leyendas fabulosas y apegados a la realidad actual, los
estudios geológicos y del análisis de las exploraciones, quizá los más
acertados en sus proyecciones a futuro sean los índices estimados por
el Servicio Geológico Mexicano (SGM) que contrastan a grado coincidente
con las fábulas escuchadas por los primeros colonizadores provenientes
de la península ibérica.
El organismo
salomónicamente concluye en sus perspectivas a futuro que los índices
de explotación de oro en Sonora son tan bastos que tan solo sobre un
pírrico dos por ciento del potencial total de reservas probables de oro
que posee el territorio estatal en sus entrañas.
Esto
ha puesto a penar a más de tres incrédulos de la fabulosa leyenda de
Cíbola y otros hablan de un alto grado de veracidad de aquella mítica
leyenda prehispánica que puso en entredicho la seriedad de Fray Marzos
de Niza, quien murió sin haber encontrado la ciudad de Cíbola. Quizá el
tiempo dio la razón en parte al franciscano que creyó en la leyenda
mexica.
Municipios ricos en oro y excluidos de las bondades de su riqueza mineral
Los
distritos mineros con el mayor potencial para la explotación minera,
principalmente oro y plata, sin menoscabo de la presencia de otros
minerales son diez los que sobresalen, a saber: Caborca,
Cananea, Nacozari de García, Sahuaripa, Álamos, Cucurpe, La Colorada,
Altar, Banámichi y Magdalena de Kino. Sin embargo, recientemente se
añadieron a los proyectos de exploración de ricos yacimientos auríferos
los distritos mineros de Benjamín Hill, Santa Cruz, Santa Ana y Puerto
Peñasco, llamados a unirse a las más importantes regiones mineras del
estado y el país.
Los volúmenes de oro
extraídos en las regiones preponderantes representaron al 2018 un valor
en la producción minera cercana a los 32 mil 393 millones 613 pesos,
cantidad monetaria que iguala a la mitad del gasto público del gobierno
del estado de Sonora autorizado en el presupuesto de egresos por la
legislatura local para el ejercicio del año comparado aquí.
Con
las 39.7 toneladas de oro producidas al 2018 por la industria de
capital extranjero y nacional, Sonora se consolida como el principal
aportarte a la producción nacional de oro con el 33 por ciento del
total, seguido por Zacatecas y en tercer lugar el estado de Chihuahua
que empata en producción aurífera con Durango.
Además
de ser el estado mexicano más rico en oro, Sonora se coloque a nivel
nacional como líder en la explotación de otros metales y no metales
-adyacentes o no al dorado metal- , entre ellos, destaca el primer lugar
en producción de cobre, molibdeno, wollastonita, grafito y de recién
ingreso a la lista elementos con rica presencia en el estado, el litio,
única explotación minera en el estado de capital norteamericano.
Sonora
posee además el segundo lugar en extracción de plata, carbón mineral,
plomo y fierro, de tal suerte que la actividad minería en general ocupa
el segundo lugar en aportar al producto interno bruto estatal, después
del sector comercio, incluso, por arriba del sector agropecuario,
servicios y la industria manufacturera.
El
banderazo al auge de la explotación intensiva de la minería de metales
preciosos en Sonora inició a principios del año dos mil, no obstante que
los registros históricos ubican yacimientos que desde el año 1750
iniciaron explotación a través de la explotación subterránea y rústicos
procedimientos o minería de placer, como también se le conoce.
Es
en 1997 cuando reinicia el boom minero en Sonora luego que en Canadá y
Estados Unidos fue prohibida la minería de oro a cielo abierto, al igual
que en Europa, donde se restringió el uso masivo de volúmenes de
cianuro en el proceso de sustracción de oro por lixiviación, y que a la
fecha en México lo permiten las leyes bajo rigurosas normas ambientales
que organismo ambientales locales, nacionales y extranjeros han
cuestionado su vigor y aplicación.
Ya para el
2014 la presencia de capitales extranjeros en la actividad minera
permitía la explotación intensiva de la minería de oro y se consolidaron
fuertes inversiones de emporios canadienses asentados en la región. S
la par de que se fortalecía la presencia de minas canadienses se observa
un incremento en la inversión nacional que dejó atrás las expectativas
de las canadienses al incursionar con agresividad en la explotación a
cielo abierto, en especial para la minería de oro y plata.
Particularmente
fueron las dos empresas preponderantes en la actividad extractiva en
México, a saber, Grupo México con asiento en Cananea y Nacozari de
García, de la familia de Germán Larrea Mota-Velazco y Grupo Industrial
Peñoles, de Alberto Bailleres González, con actividad diversificada en
el territorio con mayor énfasis en las minas de oro y plata de Zacatecas
y el noreste del país.
Estos poderosos
corporativos incursionaron con más empuje en la explotación de
proyectos mineros de oro a cielo abierto en la región de Cananea y
Nacozari, donde ya sentaba sus reales GM con la histórica extracción de
cobre; en tanto, Grupo Peñoles consolidó su presencia en la región al
adquirir la propiedad al cien por ciento de lotes y yacimientos mineros
de La Herradura y otros colindantes dentro del municipio de Caborca.
A
partir del 2010 el gobierno panista encabezado por Vicente Fox hizo su
parte y se iniciaron las reformas constitucionales para entregar en
charola de plata los recursos minerales al mejor postor y a la llegada
de Felipe Calderón se terminó el proceso de entrega al capital privado
de las concesiones mineras que permitía la adecuación hecha a la
legislación, no solo en materia minera, sino en materia fiscal,
ambiental, mercantil, pero con el denominador común de que legalmente
dejaban a los municipios y regiones mineras desprotegidas de la
embestida del capital extranjero y nacional en las regiones sin ningún
beneficio directo para ellos y las comunidades sobre las que se
asentaban los proyectos.
Durante los gobiernos
de Vicente Fox y Felipe Calderón y la complicidad evidente de un
gobierno carnal, que en Sonora encabezó Guillermo Pedrés Elías,
hicieron posible que para que al cierre fiscal del año 2013, el 30 por
ciento del subsuelo sonorense estuviera en manos de personas físicas y
morales nacionales y extranjeras que incursionarían en la explotación
minera.
Esto se logró a través de una
inmisericorde y discrecional cesión de títulos de concesión minera a
consorcios y particulares operada a través de la Secretaría de
Economía del gobierno federal y como aval el Servicio Geológico
Mexicano, ente responsable de las tareas de exploración minera y
autorización de las cartas geológicas sobre las que se rige todo
proyecto extractivo.
Es obvio señalar que la
explotación de la minería de metales preciosos fue el común denominador
en las solicitudes de las titulaciones de la propiedad minera y que al
final de la docena panista sumaba en Sonora cinco mil 390 títulos de
concesión expedidos, que juntos amparaban la propiedad minera en cinco
mil 700 hectáreas de terrenos ejidales, privados y nacionales.
Al
arribo del gobierno priista encabezado por Enrique Peña Nieto se
reformó de nuevo la legislación que incide sobre la actividad minera,
pero en esta ocasión, la estrategia consistió en pegar directamente al
bolsillo de los concesionarios. Así, se ejercieron reformas en materia
fiscal, que, entre otros, incluyó el pago de nuevos derechos e impuestos
especiales sobre actividades de exploración, explotación y desarrollo
de proyectos mineros, lo que en buena medida desincentivó la tenencia de
concesiones tituladas que mantenían ociosas y sin actividad en un claro
intento de acaparamiento lucrativo de la actividad.
La
aplicación de las nuevas reglas fiscales dio origen a crear una
multimillonaria bolsa contributiva que la Sedatu administró al margen
del presupuesto de egresos de la federación mediante el Fondo para el
Desarrollo Sustentable de regiones y Municipios Mineros del país,
conocido como Fondo Minero que entre el 2015 y el 2017 dispersó en
Sonora más de 3 mil 790 millones de pesos.
Los
recursos correspondiente al 2018 por cerca de 600 millones de pesos lo
mantiene congelado el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador
con intenciones de reorientar los beneficios del Fondo Minero con otro
mecanismo distributivo que llegue a los municipios y regiones mineras
sin intermediación de las administraciones de gobierno de los estados
destinatarios.
La aparición de nuevas
contribuciones fiscales a partir del 2014 con la llegada del gobierno
priista provocó que Sonora experimentara un decremento en la cantidad de
concesiones mineras que discrecionalmente fueron expedidas durante la
era panista, de tal forma que al 2018 el padrón logró ubicarse en los
cuatro mil 448 mil títulos legalmente registrados y aparentemente al
corriente en el pago de derechos sobre la extracción de oro, plata y
platino, así como e impuestos especiales sobre la superficie para el
resto de metales y no metales explotados intensivamente.
El
padrón registrado al 2018 por la subsecretaría de Minería del
Ministerio de Economía del Gobierno federal sobre la propiedad minera en
Sonora ampara un área de tres mil 800 hectáreas. Es decir, 942
títulos que amparaban mil 900 hectáreas quedaron legalmente sin efecto,
en algunos casos, por falta de interés del titular, anomalías
encontradas en su expedición, o bien, por incumplir en el pago de las
nuevas disposiciones fiscales en vigor desde el 2014.
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