octubre 9, 2020Redacción 0 comentarios
Por: Redacción CRITERIO.HN
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El Progreso, Yoro.- El defensor de del ambiente, Pedro Landa, experto en derecho ambiental, dijo este jueves a Criterio.hn que el Estado de Honduras ha acelerado el proceso de los proyectos extractivistas durante el desarrollo de la pandemia que en Honduras tuvo su impacto en marzo y que ha continuado su curso hasta la fecha.
El Estado de Honduras, presidido por Juan Hernández, ha restringido la circulación debido a los altos niveles de contagio reportados desde el mes de marzo por la Covid-19, en un país con apenas 9.5 millones de habitantes y que registra 81 mil 016 casos positivos de Covid y 2 mil 466 muertos, según informes del Sistema Nacional de Gestión de Riesgo (Sinager).
Landa asegura que a pesar de las medidas de restricción para la ciudadanía en general, el gobierno ha permitido y priorizado las actividades extractivas y de entrega de la soberanía nacional, por ejemplo, las denominadas Zonas de Empleo y Desarrollos Económico (Zede).
Criterio.hn (C): ¿Cómo ha visto usted durante la pandemia el desarrollo de los proyectos extractivistas en Honduras?
Pedro Landa (PL): Es preocupante, esto que usted menciona. La evidencia que tenemos es que los sectores extractivos, ya sea en materia de minería como en monocultivos o proyectos hidroeléctricos no han cesado, sino que, al contrario, el régimen de Juan Hernández les dio la categoría de actividades esenciales para que pudieran operar durante toda la pandemia. Y la denuncia que hemos tenido desde estas comunidades es que les han obligado a trabajar sin ningún tipo de medidas de bioseguridad. Entonces vemos cómo una actividad, que en términos económicos no genera ni el 0.3 % del PIB de Honduras, es declarada como esencial de una forma arbitraria con la única finalidad de aprovechar el periodo de confinamiento pues las comunidades tienen muchas limitaciones para salir en defensa de sus territorios.
Para el sector extractivo la pandemia ha sido como la gran oportunidad de sus vidas para ampliar esos tentáculos como un monstruo y expandir todas sus posesiones. Y el Estado de Honduras se ha aprovechado de esto para seguir entregando el territorio, tal como ha sucedido recientemente con este escándalo de las ciudades modelo, que también son consideradas como parte del modelo extractivista que se está imponiendo aquí en Honduras.
(C): Cuáles son las zonas que se pueden identificar, en este momento en el país, que están siendo mayormente afectadas durante esta pandemia?
Una es toda la zona de Trujillo. Vimos recientemente cómo se contaminaba enormemente uno de los ríos de ese sector, pero también vemos cómo esta empresa de Inversiones los Pinares tiene dos grandes proyectos, uno para la extracción de hierro y la afectación del Parque Nacional Carlos Escaleras. Eso ha sido uno de los escándalos más bochornosos porque el Congreso Nacional tuvo una participación coludida al reducir la zona núcleo de este parque nacional para permitir que esta empresa operara ahí.
Vale señalar que esta empresa es la misma que está construyendo el Aeropuerto de Palmerola y que ha solicitado la ampliación de varias decenas de millones de dólares para construirlo. Es decir, además de aprovechar la pandemia para sus intereses en materia minera también está haciéndolo con la vía de la construcción del aeropuerto. Y, además, esta misma persona (Lenir Pérez) está construyendo en la zona una planta de procesamiento de mineral de hierro a través de pellets que son como unas pelotitas ya procesadas para enviarlas al mercado internacional y procesarlas en cualquier producto para el comercio y consumo.
Otra de las zonas grandemente afectadas, ha sido la zona de Azacualpa, específicamente por la empresa conocida como Minosa, Minerales de Occidente, donde los conflictos en la zona de explotación para la extracción de hierro se han incrementado de una forma alarmante sin que esto trascienda al escenario nacional.
En la zona de Olancho hemos podido ver cómo la problemática relacionada con la puesta en marcha de los proyectos hidroeléctricos Patuca. También este ha sido otro de los generadores de conflictos en la región.
De igual forma hemos podido ver cómo en la zona de Tela, Atlántida, en las comunidades de Barra Vieja y Triunfo de la Cruz han sido asediadas por guardias de seguridad privada interesados en despojar a la población garífuna de sus territorios como también por la policía y el Ejército. Por ejemplo, cuatro de los compañeros del Triunfo de la Cruz llevan más de tres meses en condición de desaparición forzada por sujetos que llevaban puesta indumentaria policial.
(C): ¿Qué significa el aceleramiento de estos proyectos extractivistas en todas estas zonas de Honduras?
(PL) Cuando sumamos todo esto, vemos que existe una política abierta y descarada desde el régimen de Juan Hernández de aprovecharse de la pandemia, del encierro y el confinamiento en el que nos tienen. Así como de la generación de un grave incremento de la pobreza para que el modelo extractivista sea impuesto con mayor energía. Una de las preocupaciones más grandes es que ahora que entramos al proceso de la post pandemia, todos estos extractivistas van a actuar con mayor agresividad y con mayor voracidad porque la demanda de estos materiales se incrementa. Entonces los conflictos que se nos avecinan van a ser igualmente mayores. Por eso vemos la criminalización contra los defensores del ambiente que está reflejado con los compañeros de Guapinol, quienes llevan más de un año en prisión sin un juicio y sin que exista realmente un mérito para que permanezcan en prisión.
(C): Hemos visto el anuncio de la pérdida de la soberanía a través de una Zede en Roatán, sector turístico de Honduras, y otro en Choloma, sector maquilero, ¿cómo interpreta usted que todo esto se profundice en periodo de pandemia?
(PL): Se sigue la misma línea de la destrucción de los bienes naturales y de la entrega de la soberanía territorial porque estas Zonas de Empleo y Desarrollo Económico han sido condenadas, no solo por defensores de derechos humanos sino por juristas de carácter internacional, y además de ser inconstitucionales, violentan toda la soberanía de los Estados pero además desconocen las garantías que el Estado de Honduras está obligado a reconocer y proteger, sobre todo aquellas que relacionadas con todos los convenios internacionales que ha firmado y ratificado en derechos humanos.
Todos aquellos derechos como el del acceso a la justicia, a un territorio, a un sistema democrático, porque todo eso desaparece al imponer este modelo de desarrollo que, lejos generar desarrollo para la población, lo único que hacen es convertir distintas zonas de territorio en otros Estados dentro del territorio de Honduras. De esa forma tendrán prácticamente autonomía total. Esto es una nueva forma de pillaje, colonialismo, impuesto por el régimen de Juan Hernández, quien se ha aprovechado a hacer todo esto durante este periodo de pandemia.
(C):¿En cuanto a la destrucción de los bosques como El Merendón y otras zonas del país, qué puede manifestar?
(PL): Uno de los ejemplos más claros de la destrucción del bosque lo tenemos en las espaldas de La Tigra. Recordemos el proyecto habitacional que está todavía en discusión en la montaña de La Tigra, sin embargo, el alcalde de esa zona (Tito Asfura) que ridículamente tiene aspiraciones presidenciales, fue quien entregó este permiso de operación y defiende este proyecto en una zona que no solamente es de cobertura boscosa particular, sino que cuenta con una protección especial. Al alcalde capitalino no le importó nada de eso y se impuso la deforestación para la creación de esta zona.
Lo mismo está sucediendo en la mayoría de las montañas, ya sean zonas protegidas de agua, aire y oxígeno, en nuestro territorio nacional, como es el caso de El Merendón, tanto en la expansión de zonas habitacionales como con los monocultivos. También esto es condenable porque la mayoría de las crisis ambientales son por los daños que le causamos al bosque y a las montañas, que nos protegen de las inundaciones en periodo de lluvias, como las que estamos teniendo, y también nos protegen en periodos de sequía porque nos abastecen de agua. Nos acercamos cada vez más a una crisis ambiental mucho mayor.