Lunes, Marzo 29, 2021

El viernes en la tarde ocurrió en la vereda El Bosque, de Neira, cerca del corregimiento de Irra, un nuevo hecho que enluta a la minería en Caldas. Los socavones en los que un grupo de personas, en su mayoría jóvenes, buscaba metales preciosos a orillas y bajo el propio lecho del río Cauca terminaron inundados por aguas del afluente, en medio de un aguacero que hizo que la emergencia fuera más complicada.
 Está confirmado que son 11 los desaparecidos, pero hasta ayer en la tarde no se había logrado ningún rescate, debido a que el agua en la mina seguía en niveles altos, pese al uso de motobombas para extraerla. De acuerdo con la información que se tiene, quedaron atrapados Henry Jiménez, Samuel Tapasco, Juan Bautista Bañol, Sandro Escarpetta, Luis Esteban Londoño, Edwin Tabarquino, Milton Tabarquino, Diego Tabarquino, Jhon Edwin Gómez, Sebastián Trejos y Alexis (no se ha precisado el apellido), quien sería el dueño de la mina.
 Lo peor de todo es que este tipo de accidentes en minas caldenses son recurrentes. Este mes en una mina de Anserma falleció un hombre de 37 años. El año pasado, en actividades mineras murieron 4 personas en Riosucio y 2 en Marmato. De acuerdo con estadísticas, entre 2014 y 2020 fallecieron 65 mineros en Caldas. Un caso similar al del viernes ocurrió en el sector de El Playón, en Riosucio, también cerca de Irra, donde murieron 15 mineros el 13 de mayo del 2015, y la emergencia más grave de la historia reciente ocurrió el 22 de noviembre del 2001 en la mina Pescadero, entre Irra y La Felisa, donde murieron sepultadas por un alud de tierra 53 personas.
 Es un riesgo permanente en esa zona del occidente de Caldas, donde muchas familias viven de lo que extraen a diario de las minas, siempre en condiciones peligrosas. Es un problema estructural en el que los más vulnerables con los trabajadores ancestrales y artesanales, quienes en numerosas ocasiones son víctimas de ilegales que abren minas en lugares de alto riesgo, y no solo exploran en subsuelo sin licencias, sino que también explotan mano de obra barata, a la que no brindan las mínimas condiciones de seguridad industrial. Hoy mismo, pese a la emergencia de El Bosque, y en una lamentable paradoja, cientos de mineros siguen exponiendo sus vidas en búsqueda de chispas del metal precioso que les permite la sobrevivencia.
 Hasta que no se concrete la formalización de todos estos mineros la posibilidad de accidentes como el del viernes está latente. No se trata solo de declarar la calamidad pública, para poder gestionar recursos para atender la coyuntura, sino que es fundamental que se despliegue una política consistente que formalice esa actividad.
 
En ese sentido, es positivo que en Marmato Caldas Gold esté anunciando la generación de unos 1.800 empleos, pero hay que hacer muchísimo más para que la minería caldense no permanezca de luto. También es positivo que se concrete el Centro de Desarrollo Minero, Ambiental y Empresarial para el Alto Occidente. Si en las minas la extracción de los minerales se hiciera bajo parámetros regularizados se tendría la obligación de proteger de mejor manera las vidas de los hombres y mujeres que laboran bajo tierra.

https://www.lapatria.com/opinion/editorial/nuevo-luto-en-las-minas